
Desde hace ya semanas seguro que habrás visto y leído respuestas varias a la pregunta de ¿qué va a pasar? ¿cómo vamos a cambiar como sociedad? ¿qué mundo aparecerá?
Hoy en concreto escuchaba en la radio a un economista que destacaba el papel tan importante del estado en esta “recuperación”. Y esto me ha llevado a pensar: dejar nuevamente el papel principal en tu vida a un ajeno nos debilita … Me ha sonado a repetir lo mismo que hemos hecho hasta ahora y que nos deja sin poder (la vacuna salvará la situación, por ejemplo, en lugar de además poner el foco de atención en fortalecer cada uno su sistema inmunitario, por ejemplo).
Yo no tengo ninguna fórmula…ojalá… (aunque tampoco, ya que todos necesitamos aprender). Lo que quiero aportar es cómo lo veo y cómo me enfoco yo cuando tengo crisis personales o profesionales. Y me doy cuenta de que suelen surgir dos preguntas: una, ¿qué es posible para mi hacer, qué puedo YO hacer ante esto? Y otra ¿qué voy a aportar de más o de diferente respecto a lo que estaba haciendo antes? Porque creo que era Einstein quien dijo aquello de …”es síntoma de locura creer que haciendo lo mismo conseguirás resultados diferentes”.
A la primera pregunta se le acercan barreras varias propias de la educación reactiva o pasiva en que hemos sido y seguimos siendo educados. Depender del Estado, de tus padres, de tus profesores, de lo que otros hagan, digan… Es el caldo de cultivo de la impotencia e inacción. Como cuando de niños decíamos que me han suspendido (destacamos que ha sido otro y ocultamos lo que yo he tenido que ver) o de adultos llego tarde porque había tráfico. De esto ya hay mucho y mucho mejor escrito: quedarme con lo que no depende de mi e incluso destacarlo me lleva a la inocencia, de la inocencia a la no culpabilidad y de ahí a crear el hábito de pensar que lo que me pasa es “así”, “cosa de otros”. Lo que en este post quiero denominar “confinamiento”. Ya estabas confinado, cerrado entre tus creencias e ideas, hábitos y patrones que te aseguraban lo conocido, estable y aunque incómodo, lo que no te supone un esfuerzo e incomodidad extra. Los humanos hasta a lo incómodo nos acostumbramos si lo “enrutinamos”.
Poner la atención en lo que depende de mi no hace desaparecer el tráfico; lo que hace es dar un paso más y abrir la siguiente puerta: “vale, hay tráfico, me han suspendido…qué puedo yo hacer para cambiar eso la próxima vez? Y si no lo puedo cambiar cómo le puedo sacar el mejor provecho?
Y esto me lleva a la segunda pregunta. Una vez centrados en actuar. ¿Qué más o diferente puedes hacer en este escenario actual? La sociedad eres tú, se mundo eres tú… La pregunta es ¿qué TÚ puedes hacer diferente o más? No se cuál es tu situación. Lo que me ha dado miedo hoy es escuchar que “esperamos a que otro haga lo que es suyo” o “voy a seguir trabajando tal y como lo hacía antes”. ¿En serio?
Ese mundo de “antes” estaba “confinado” en creencia como “la vida tiene que ser justa” (me tienen que dar justo lo mismo que yo doy o más); “las cosas son de una manera” (está claro que hay cosas que son como son, como por ejemplo, que el éxito es que trabajar “de lo tuyo”)… Yo te animo (y lo hago) a hacer algo “más”. ¿Trabajar como voluntario? ¿Trabajar más? ¿Estudiar algo nuevo? No es mi intención negar que hay personas que ni tienen trabajo ni salud o energía para ello. Me dirijo a quienes lo tenemos y que, aunque haya cambiado, a veces a peor, podemos dar más. Y si pedir nada a cambio. Porque podemos. Y porque yo, al menos, me hago esta pregunta: ¿cómo puedo ayudar a esta economía, mercado, persona? ¿qué le puedo dar yo porque si, porque no me lo pide, por el hecho de ser un agente de contribución a la mejora de lo que sea. Dar en su puro sentido: cuando das sin recibir nada a cambio, eso es contribuir. Dar esperando recibir, eso es lo que hacías en tu propio confinamiento.
Deja tu comentario