Son tantas las ideas poco claras sobre qué es mindfulness que al escucharlo se puede creer que eso sólo ocurre cuando no trabajas, cuando las cosas de tu vida están tranquilas o cuando la agenda de tu vida está bien organizada.

Como recientemente tuve la oportunidad de comentar en Radio Euskadi (puedes escuchar la entrevista a partir del minuto 29), es precisamente en nuestras vidas «reales» donde tiene más aplicación. Porque entrenar la mente con Mindfulness tiene el poderoso efecto, sobre todo, de:

  • darte cuenta de cuándo te has distraído o desconcentrado, por lo que las pérdidas de tiempo al hacer cualquier tarea se reducen
  • identificar cuándo estás rumiando algún tema que no se puede resolver rumiando y/o en ese momento, de manera que lo dejas pasar y sigues con tus cosas
  • regular, bajar intensidad o simplemente observar qué estás sintiendo en un momento de estrés o malestar y así, gracias a esto, poder hacer algo para resolverlo (si es que tiene solución), poner límites o influir en alguien (cuando el activador del malestar es otra persona), reducir el impacto físico, mental o emocional que está teniendo.

Casi nada ¿no? Es decir, mayor bienestar, eficacia y también lucidez y templanza para tomar decisiones que, sin mindfulness, pueden dar lugar a actos impulsivos que luego tendrán consecuencias negativas para ti o tu entorno.

Si ahora miramos los parámetros en los que hasta ahora se mueven las organizaciones, la pregunta es: ¿qué ganas tú, empresa u organización, al ofrecer entrenar esta cualidad a las personas? (en mi etapa laboral en la Dirección de RRHH esta pregunta era frecuente para conseguir organizar alguna formación).

Además de mejorar su bienestar y nivel de estrés, enfoque que desde hace no mucho tiempo se pone en valor (la salud metal laboral es responsabilidad de todos y todas, incluidas las empresas), tú empresa GANAS TIEMPO = DINERO porque:

  • se pierde menos tiempo en conflictos, ya que entrenar mindfulness tiene un impacto directo en el desarrollo de empatía y una mayor colaboración
  • se gana eficacia en el tiempo de realizar tareas ya que hay menos tiempo de distracciones
  • hay menos errores por falta de atención
  • ser reducen los accidentes laborales debidos a las distracciones
  • desarrollamos responsabilidad en lo que hacemos, lo que lleva a tener personas en el equipo más autocríticas y con mayor capacidad de aprendizaje y rectificación

¿Te parece poco? Ahorro de tiempo, dinero, personas más motivadas…

Siempre es positivo entrenar la mente. Porque, de forma natural, nuestro cerebro se distrae para buscar posibles peligros o riesgos (va a estar atento a los estímulos que existan cerca por si tienes que intervenir y actuar para protegerte). Así funciona el cerebro humano sin entrenar, de forma instintiva o automática. Una mente no entrenada tiene hábitos que son poco eficaces para la cantidad de información a la que estamos en exposición ahora y para las respuestas no saludables que hemos desarrollado (hacer varias cosas a la vez, ir más deprisa, priorizar lo último que te llega en lugar de lo que quieres hacer verdaderamente, desatender las relaciones más cercanas…).

En resumen, entrenar la atención es necesario para encontrar esos espacios casi imperceptibles que hay en tu día donde puedes funcionar de otra manera. Tu vida no se transforma mágicamente porque hagas un curso de mindfulness. Es tu mente la que empieza a detectar posibilidades distintas y/o mejores de hacer las cosas, relacionarse con personas o cuidarse.

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