REDUCCIÓN DE ESTRÉS

Si tienes sensación de agotamiento mental constante o pérdida de energía y vitalidad, o si sientes malestar emocional y no sabes cómo abordarlo, Mindfulness es una herramienta muy eficaz para recuperar el equilibrio y además aprender una forma de cuidarte que te acompañará el resto de tu vida, tal y como el 100% de los participantes de cursos aseguran.
Cada uno podemos experimentar el estrés de formas físicas y psicológicas diferentes y a cada uno nos pueden estresar cosas distintas. Como los patrones mentales son comunes, podemos manejarlos y aprender a regular las emociones y el malestar.
En cualquier caso, aparece cuando nos encontramos ante una situación que percibimos como una amenaza o riesgo para nuestra situación personal. Por eso en el estrés coexisten dos elementos: la interpretación o forma de percibir la situación y los efectos mentales, emocionales y físicos que ocurren.
Este conjunto de reacciones generan además comportamientos y decisiones más impulsivas, con una visión menos equilibrada y automatismos que muchas veces no son los más adecuados para una situación.
La práctica de ejercicios de Mindfulness nos enseña cómo separarnos del estresor y así modificar el comportamiento ante el mismo. Aprendemos a observar qué estamos interpretando, a bajar la intensidad de la vivencia, a equilibrar el impacto físico, a ver opciones mayores de solución y/o autocuidado.
Como dice la oración del teólogo Reinhold Niebuht: «Dios mío concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor de cambiar las que pueda y la sabiduría para establecer la diferencia». Mindfuness nos enseña a ver esa diferencia.
En un curso de Mindfulness con la metodología MBSR los participantes aprendemos:
1- Que el estrés es la respuesta natural del cuerpo para que lleves a cabo una acción que lo resuelva. Luego, se trata de encontrar mejores respuestas que surgen desde la calma mental y emocional.
2- Que hay un componente subjetivo en el estrés. Es cómo lo percibo, es una forma de vivirlo por lo que hay otras más saludables que podemos aprender.
3- Que los seres humanos actuamos con estrés, es decir, buscamos salidas que al estar afectados por el estresor no suelen ser las más apropiadas a medio plazo. De ahí la importancia de aprender a recuperar el equilibrio para actuar.
4- Existen estrategias o comportamientos para afrontar la situación saludables o no tan saludables, efectivas y otras no tan efectivas.
La práctica de Atención Plena es tanto efectiva como saludable ya que aborda tanto la causa del estrés como el impacto físico y psico emocional.
«El aburrimiento, el enfado, la tristeza o el miedo son estados de la mente; vienen y van. Nada de lo que viene y va eres tú» Eckhart Tolle
¿Qué es el estrés?
Podemos definir el estrés de muchas formas. Pero no hay nada tan gráfico como la experiencia de cada uno: la vivencia física y mental de sentirnos desbordados, que puede traducirse en ritmo cardíaco alterado, agitación interior, sobrecarga mental, dificultades para concentrarse, dificultades para respirar…
En cualquier caso, es la respuesta natural del organismo cuando detecta una amenaza. En este sentido decimos que consta de dos factores: percepción de amenaza y desequilibrio físico y/o mental.
De ahí que no todas las personas nos estresemos ante lo mismo ni tengamos las mismas reacciones físicas o de comportamiento.
¿Qué necesitamos para prevenir y combatir el estrés?
Cuando vivimos una situación como estresante hemos sentido miedo, rabia, tristeza o el coctel de todas ellas que llamamos frustración. Cuando sentimos que no somos capaces de resolver algo, y lo vivimos con intensidad y de forma desagradable, sentimos estr.es Por eso necesitamos:
- Poder proporcionar una salida a la frustración: toda situación estresante que somos incapaces de controlar va a generarnos frustración y esto necesita una salida efectiva y saludable. Podemos lograrlo de diferentes formas: hacer deporte, hablar con otros (apoyo social), dedicar tiempo a una afición… incluso pagarlo con otra persona disminuye el estrés (aunque lo desplaza a otro ámbito).
- Tener sensación de que hay opciones de control o preparación: cuando el agente estresante es impredecible, la posibilidad de padecer estrés es mayor dado que sentimos que no tenemos opciones para controlar su aparición y que entonces estaremos indefensos ante ello. Es decir, nos sentimos con capacidad de afrontarlo y no sentimos que estamos abocados a padecerlo. En el caso de que sean situaciones que parece que no vayan a cambiar, podemos prepararnos antes de que lleguen y protegernos, lo que ayuda a que el impacto estresante sea menor.
Fases del estrés y aplicación de Mindfulness
El estrés es una respuesta natural para que actuemos y equilibremos o eliminemos la amenaza. De ahí que hablamos de tres fases:
1- Estimulación, cuando se producen todos estos cambios fisiológicos orientados a dar respuesta al desequilibrio. Es frecuente que las cantidades que llegan a la sangre de adrenalina, sean abundantes.
2- Cuando no conseguimos resolver el problema, entramos en la fase de resistencia. Seguimos percibiendo la alerta porque no logramos solucionar la situación. Aquí está activada la denominada hormona del estrés, el cortisol. Es la forma que tiene el organismo de enviar cantidades masivas de energía a la sangre, pues percibe que no es suficiente con los recursos activados. Cuando el estrés es puntual, superada la emergencia todo vuelve a su estado natural. ¿Qué pasa cuando la amenaza persiste? Que se produce el desgaste.
3- Y así es como entramos en la tercera fase del estrés: fase de agotamiento y desgaste. Este es el significado auténtico de la palabra estrés. Y deriva en enfermedades diversas del aparato digestivo, reproductor, locomotor, inmune, cardiovascular, problemas de sueño…
En estas circunstancias es frecuente desarrollar comportamientos contraproducentes, o muy orientados a suplir la necesidad a corto plazo, es decir, desarrollar acciones focalizadas en lo que pasa, que precisamente por el estado de estrés, se centran en la realidad aparente o efectos del estrés. Es decir, actuamos para calmar los síntomas en lugar de las causas, o directamente no somos capaces de ver las causas reales.
La práctica de Mindfulness activa nuestra atención de forma que detectamos con más antelación los primeros síntomas de estrés, somos capaces de regularlo mientras la situación permanece y además ampliamos el número de estrategias a desarrollar dado que hemos aprendido a observar la situación desde fuera.
¿Qué aprendemos en un curso Mindfulness sobre estrés?
1- El estrés es natural
El estrés como tal es el comportamiento natural del cuerpo ante señales de peligro y que utiliza para recuperar el equilibrio. Es por ello que podemos aprender a detectarlo para gestionar los cambios que producen a nivel físico y mental.
2- Hoy tenemos una exigencia mayor en todos los planos de la vida
Como hay un componente subjetivo en el estrés, puedo darme cuenta de cómo interpreto el estresor y puedo o darle una visión neutra o corregir la percepción que podía estar alterada fruto del propio estrés. Es decir, dependerá de la forma de mirar de cada uno la generación de la señal de alarma o peligro.
3- Soy humano, luego actúo
Como somos humanos, buscamos soluciones analizando las situaciones estresantes. Cuando tenemos estrés necesitamos parar, equilibrar y luego decidir la mejor forma de intervenir porque con estrés no siempre tomamos las decisiones más saludables. De ahí que se suela recomendar no tomar decisiones cuando estamos emocionalmente alterados.
4- Existen estrategias de afrontamiento saludables y otras no saludables, efectivas y otras no tan efectivas
Una estrategia de afrontamiento es el conjunto de acciones que desarrollamos para lograr el equilibrio. Una estrategia es saludable cuando no genera efectos colaterales negativos y una estrategia es efectiva cuando ataja no solo el estresor (hacer deporte alivia las tensiones, por ejemplo) sino su causa.
Es en este sentido donde la práctica de Atención Plena es tan efectiva y recomendable. Es una estrategia saludable y efectiva.
Aportaciones de Mindfulness al malestar emocional
Por un lado, meditar puede considerarse una salida a la frustración por varios motivos: en primer lugar, genera una separación de lo que sucede para verlo con más perspectiva y en segundo lugar, aporta bienestar inmediato.
Además, ayuda a conocer los patrones de pensamiento, primer paso para conocer los filtros de percepción que existen frente a los agentes estresantes y así poder tomar respuestas más efectivas a los mismos, es decir, incrementar nuestra sensación de control. En resumen, ayuda a aceptar lo que no podemos cambiar y actuar de forma eficaz ante aquello en lo que sí tenemos influencia.
Como dice la oración del teólogo Reinhold Niebuht: Dios mío concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor de cambiar las que pueda y la sabiduría para establecer la diferencia.
Estrés en un ser humano
Lo que nos diferencia de los animales es la capacidad de reflexionar y analizar las situaciones actuales, futuras y pasadas. Cuando la mente interpreta una situación como amenaza, cuando aprecia algo que rompe su equilibrio, el organismo hace lo que ha aprendido hasta ese momento para cambiar la situación. Lo que nos diferencia a los seres humanos es el poder de la mente, que puede anticipar esa amenaza o revivirla frecuentemente, realizando estos cambios en el cuerpo de forma más o menos intensa (latidos en el corazón, dolor en el pecho, estómago cerrado…).
Es decir, nuestras respuestas físicas al estrés se activan no solo al verse frente a una amenaza física sino además al hecho de pensar en ella.
Cuando los cambios que realiza el organismo no logran eliminar el estresor, es cuando consideramos el estrés como algo a manejar o resolver.