La de veces que en los programas de Mindfulness las personas se preguntan a ver si es posible no juzgar, si eso desaparece y si además es «bueno». Voy a comentar cómo yo lo veo, cómo lo he aprendido y cómo lo aplico para que cada uno luego pueda practicar, ya que es desde la experiencia cuando descubrimos lo que nos pasa (¡desde la mente sólo teorizamos!).
Lo primero de todo será aclarar qué es «no juzgar» desde el punto de vista de Mindfulness. Este término viene de una traducción de algo que realmente sería «sin juzgar». Como emitir juicios es parte de la experiencia humana y sucede todo el tiempo (Ortega y Gasset dijo, «(…) si fuera objeto, sería objetivo; como soy sujeto, soy subjetivo»), vamos a juzgar u opinar puesto que al ser humanos tenemos formas de ver, interpretar y «teñir» la realidad como consecuencias del pasado experimentado e interpretado. En resumen, pensamos y juzgamos y eso es algo que pasa, pasará y tiene todo el sentido puesto que gracias a juzgar valoramos y tomamos decisiones.
¿Qué significa entonces «sin juzgar»? Significa suspender ese «juicio» (opinión, interpretación, es decir, un tipo de pensamiento), es decir, detectar que estoy juzgando, valorando, opinando internamente y luego dejarlo a un lado para (y esto es lo más importante), vivir la experiencia tal y como es. Nuestros juicios son eso, nuestros, por lo que influyen en la experiencia y puede que como consecuencia de ello una situación nos parezca peor de lo que «es». Es habitual en fechas como Navidad o cuando estamos con alguien que «conocemos». Por ejemplo, estoy con mi amiga Maite y tengo el juicio sobre ella de que «escucha poco». Entonces estoy hablando y veo una expresión en su cara que interpreto que es que se ha desconectado de mi conversación. Aquí aparece ese bocadillo interno de «ya está como siempre…». ¿Para qué sirve suspender ese juicio ahí?.
Primero, para bajar la intensidad del enfado que aparece porque sucede algo que no me gusta (y así poder sentirme mejor); segundo, para que, gracias a bajar esa intensidad, pueda preguntar a mi amiga «¿me sigues?» en lugar de reafirmarme en mi juicio (puede ser que algo le preocupe, que haya visto a alguien y por eso su mirada se haya ido fuera de la conversación…); tercero, para aceptar la situación tal y como es, aceptar (o sea, dejar de luchar contra lo que ya ha pasado) el comportamiento de mi amiga y, quizá, su estado actual o forma de ser actual.
Mindfulness ayuda a aumentar la capacidad de descubrir esos pensamientos de juicio y dejarlos a un lado. Esta habilidad, que se entrena, es muy útil sobre todo en situaciones desagradables que no puedo cambiar. ¿Te animas a probar cómo sería una experiencia desagradable para ti en la que no tienes margen de maniobra? ¿Pruebas a vivir esa situación en atención plena, es decir, sólo atendiendo a lo que te dicen tus 5 sentidos? ¿Juegas a darle diferentes interpretaciones a algo que te parecía obvio? ¡Puedes probarlo en cualquier momento! Además…es gratis ;))
Deja tu comentario